Recomendación #10

Memorias de un caracol

Artesanamente realizada a través de stop motion, Memorias de un caracol es el segundo largometraje del director Adam Elliot, el cual resulta ser una fascinante animación que le ha merecido reconocimientos de la crítica y diversas nominaciones, dentro de la cual se encuentra la de mejor película de animación en los premios Oscar 2025.

Una Australia de los años 70, es el escenario en el que Grace y Gilbert, hermanos gemelos comparten sus pérdidas, iniciando por la de su madre en el momento de su nacimiento. Comparten también la infancia y los cuidados de un padre sumamente amoroso, artista callejero, creador de stop motion y alcohólico. Éste último muere y ello da lugar a la adopción y separación de los gemelos protagonistas, quienes son arrancados de su historia de origen, y a la vez, de la posibilidad de acompañarse en el devenir.

Grace quien lleva la marca de un labio fisurado, aspecto por el que en ocasiones es agredida, se vuelve hacía sí misma, mostrándose introvertida. Además de meticulosa conocedora es cuidadora de distintas especies de caracoles, que más que una reduccionista lectura de acumulación, su práctica parece responder a su insistente intento por sostener la vida desde el continuar vinculándose con un resto de aquello que la identificaba con su hermano.

Es la cálida y graciosa irrupción de Pinky, una anciana, quien llega a inscribir otras líneas en la vida de Grace, a partir de darle un lugar de existencia para habitar una casa y habitar de un modo más vivible la vida. Pinky, no hereda la falsa promesa de una vida rosa; el matiz brindado a Grace, está en haberle amado, en posibilitar el tránsito por el duelo invitándola a dejar el caparazón, y dejarle saber a través de una nota como tesoro, que: “la vida sólo puede ser entendida en retrospectiva, pero tiene que vivirse hacia delante”.

El filme recurre al humor como un elemento benevolente ante lo trágico. Va generando una convulsión interna de sentires a veces hasta la evocación del llanto, que segundos después, se convierte en una estridente risa.

Tal vez la metáfora nodal se encuentre en esa espiral formada en el caparazón del caracol, ese rastro que gira en bucle hacia lo interno, pero que también puede gestar un sendero hacia un nuevo cauce…