La ridícula idea de no volver a verte
“El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra”. Ante este punto de partida elegido por la autora, no se puede seguir sin preguntarse ¿Qué se hace con el dolor? ¿Cómo continuar los días después de una pérdida? ¿Qué produce la ausencia del otro en nuestras vidas? Estas son sólo algunas de las interrogantes que en la narrativa de Rosa Montero podemos hallar en su obra publicada en 2013, en la cual nos habla de la pérdida, del dolor, de la ausencia y por tanto, de la vida misma.
A Rosa Montero se le hace llegar el diario de Marie Curie para que desde allí, realice el prólogo a un recopilado que la editorial Seix Barral se encontraba realizando en su momento. Este acto vino a desencadenar una escritura en la que tanto Curie como Montero comparten aspectos fundamentales. Mujeres intelectuales, dispuestas al oficio de aquello que eligieron como modo de vida que a su vez las encumbra desde una destacable trayectoria. En este encuentro mediante la pluma de Montero, se devela un atenuante más que las hace escribirse como en líneas paralelas, cada una en su tiempo, es atravesada por la pérdida de quien habían elegido para acompañar la vida.
Sin duda, nos encontramos frente a una narrativa que toca y cimbra lo humano, que nos hace bordear nuestro propio dolor y pérdidas. La idea y la elaboración de un duelo aparecen como un tejido artesanal que se va realizando en un tiempo subjetivo que no guarda vínculo con el tiempo cronológico, ni pasos absurdos a seguir. El dolerse ocurre desde la rememoración viva que produce la ausencia, lo cual invita a reflexionar a manera de guiño sobre el tiempo actual y los imperativos a obturar el sufrimiento para mantenernos en un constante tener que “estar bien” para ser “funcionales”.
Nos encontramos así, ante una propuesta escrita a una mano, pero que recupera dos voces de mujeres extraordinarias, apasionadas, dispuestas a remover los diques de su época y que en todo momento nos invitan a sentir y hacer contacto con todo aquello que nos habita y habitamos. Con las incertezas de la vida, con nuestros vínculos y sus conflictos, con lo que sucede en el día a día y a veces dejamos evanecer. Nos recuerda que, quizá se trata de hacer siempre de la vida un vivir posible, a pesar de sus sufrimientos.
Pueden encontrar «La ridícula idea de no volver a verte» en la editorial Seix Barral y su recomendación no se puede hacer esperar más.